“La vida de los cartujos está consagrada a la albanza de Dios y a la oración de intercesión en favor de todos los hombres”
La Cartuja es una Orden Contemplativa fundada por san Bruno en 1084.
Cuenta con dos ramas: una masculina y otra femenina, ambas comparten la misma vocación: una vida de oración y soledad en el corazón de la Iglesia.
“Un encuentro con Dios en el silencio y la soledad”: ésa sería la característica de su vocación. Por eso su ideal se podría concretar en tres elementos:
Retirarse a la ermita es una decisión que solo puede tomarse cuando en el corazón arde la certeza íntima de que en el seno de la soledad, se esconde un amor incomparable que no puede ser igualado por ningún otro:
“La soledad para el cartujo es el lugar privilegiado para la búsqueda y encuentro con Dios”.
“El camino hacia Dios es fácil, pues se avanza por él no cargándose de cosas, sino desprendiéndose de ellas” (Estatutos 33,7).
La vida en la Cartuja no es uniforme, sino rica en expresiones; por ejemplo:
Si te sientes llamado a la Cartuja, no dudes que Dios te saldrá al encuentro y hará de tu vida en la soledad un lugar privilegiado de COMUNIÓN.